31 de diciembre de 2010

Música infinita del 2010

Dieciséis álbumes del año 2010 seleccionados por Egon Blant:




1
Max Richter * Infra (2010)







3
Peter Broderick * Music For Contemporary Dance (2010)







4
Gigi * Maintentant (2010)




5
Steven Munar & The Miracle Band * The Language of the Birds (2010)





6
Tunng * And Then We Saw Land (2010)





7
Miles Kurosky * The Desert of Shallow Effects (2010)




8
Serena Maneesh * SM2: Abyss In B Minor (2010)






9
Dungen * Skit I Allt (2010)





10
Our Broken Garden * Golden Sea (2010)




11
The Third Eye Foundation * The Dark (2010)



 




13
The Parting Gifts * Strychnine Dandelion (2010)



14
Massive Attack * Heligoland (2010)



15
Holy Fuck * Latin (2010)




16
Deer Tick * The Black Dirt Sessions (2010)







29 de diciembre de 2010

Cine infinito del 2010

Las películas y los artistas del año 2010 que no serán olvidados en la bitácora de las cenizas:


1
El silencio de Lorna (Le silence de Lorna)
de Jean-Pierre y Luc Dardenne




2
Un tipo serio (A Serious Man)
de Joel y Ethan Coen




3
La cinta blanca (Das weisse Band - Eine deutsche Kindergeschichte)
de Michael Haneke




4
Poesía (Shi)
de Chang-dong Lee




5
Origen (Inception)
de Christopher Nolan




6
Ciudad de vida y muerte (Nanjing! Nanjing!)
de Lu Chuan




7
Fish Tank
de Andrea Arnold




8
Two Lovers
de James Gray





9
Capitalismo: Una historia de amor (Capitalism: A love story)
de Michael Moore





10
Buried (Enterrado)
de Rodrigo Cortés





11
I'm not there
de Todd Haynes





12
de Banksy







13
Copia certificada (Copie conforme)





14






Cinco artistas se han distinguido en facetas individuales:


La dirección de Michael Haneke en La cinta blanca (Das weisse Band - Eine deutsche Kindergeschichte).


El guión de Christopher Nolan en Origen (Inception).


La música de Alexandre Desplat en Un profeta (Un prophète) de Jacques Audiart.




La interpretación de la actriz Jeong-hie Yun en Poesía de Changdong Lee


La interpretación del actor Jeremy Renner en En tierra hostil (The Hurt Locker) de Kathryn Bigelow


De las películas aún no estrenadas en España quiero dejar constancia de tres trabajos
excelentes:


Mother (Madeo) 




The Mundane history (Jao nok krajok)


27 de diciembre de 2010

Selección de piezas 2010, parte II


Miles Kurosky * Dead Language Blues (2010)


 


Con discreción, y al margen de la industria musical, el colectivo artístico Elephant 6 agrupó a algunas de las bandas más creativas y originales de la década de los noventa. De la misma manera, el que fuera líder de Beulah, uno de los más añorados grupos de aquella comunidad, vuelve con un trabajo en el que recupera no sólo el espíritu de la vieja banda, sino también la refulgente calidad de unas canciones que, aunque nuevas, sentimos como familiares. De producción exuberante -por ingeniosa y no por opulenta-, el álbum The desert of shallow effects formará parte de la mejor cosecha de pop del 2010.

Entra en Dead language blues y elije cualquiera de sus múltiples puertas de madera multicolor.







9 de agosto de 2010

'The language of the birds' (2010) de Steven Munar


Como público podemos plantearnos en qué medida un músico sabe que ha llegado a una cierta plenitud en su trayectoria, a una culminación en el desarrollo de su expresividad como artista. El mallorquín afincado en Barcelona Steven Munar ha hallado ese momento en el cual la calidad de sus canciones es tan elevada como su sinceridad, y en La Produktiva Records lo saben. El sello barcelonés dirigido por Nando Caballero y Miguel Zanón ha publicado The Language Of The Birds (2010) de Steven Munar & The Miracle Band, el reciente y mejor trabajo del que fuera líder del finalizado proyecto The Tea Servants, banda responsable de cinco interesantes álbumes incluyendo el brillante Travel West (2003). En el 2007 debutó en solitario con Miracle Beach, un disco de renacimiento artístico, más intimista y sereno que lo ofrecido hasta entonces con el antiguo conjunto y que, a pesar de las excelentes críticas, no tuvo quizá la resonancia que merecía. La grabación corrió a cargo de Francisco Albéniz -responsable de La Búsqueda, banda muy considerada, también original de Mallorca-, que ahora ha masterizado el álbum que nos ocupa.



The Language Of The Birds nace bajo el signo de las trascendentes vivencias de su autor en la época en que gestó las canciones, siendo el nacimiento de su hija lo que más ha influenciado en el espíritu de vitalista armonía, de plácida plenitud, que florece en la totalidad del disco, colmado por el insólito talento para imaginar melodías pop de Steven Munar. El sello inconfundible de las viejas grabaciones, la espontaneidad y frescura en forma de vinilo que las antiguas bandas mostraban, se encuentra en el álbum,grabado por Marc Tena, donde la impronta del sonido en vivo realza las canciones al mismo nivel que exhibe The Miracle Band en sus directos.



La pieza que da título al trabajo ejerce de apertura, en la que una jovial melodía sirve al cantante para entonar sobre la traición a la naturaleza y la esperanza de un cambio, de una revolución panteísta en la sociedad. Sincera canción de amor es el single Travelling, escogido por el sello del Reino Unido Lakeland Records para su referencia Compilation Object CD 02. La capacidad de invocar naturales espacios abiertos que posee el folk rock americano nos llega, como en gran parte del disco, en If You Want My Records, entrañable declaración de amor paternal que ha gozado de un especial agrado entre la crítica. Además de una de las más contagiosas canciones pop del año, God Has Helped (Hallelujah) es un manifiesto de optimismo, de elección instintiva, de recuperación espiritual, como lo es también la sensible y humanista Keeping The Sadness Away, en la que destaca Miguel Pérez -excepcional guitarrista que siempre ha acompañado a Steven Munar- interpretando el Pedal Steel en esta ocasión. Con las raíces del más franco country el autor escribe con añoranza en memoria de su padre la canción The Sun y el viso crepuscular, reflexivo, de la música de No Future, No Past, ennoblece las estrofas que expresan la necesidad de vivir el instante, de abandonar las ataduras de momentos pasados.

Strength sería la isla más bella del archipiélago que forman las catorce piezas del álbum. De cálida melodía, nos llega en su mitad uno de los momentos más poéticos del trabajo, con un inspirado arpeggio de guitarra envuelto en un ritmo marcial que, a modo de metáfora, asociamos a la fortaleza a la que hace referencia el título. En su letra se vislumbra una voluntad de superación y equilibrio, de búsqueda del autoconocimiento y de lo esencial, de unión con el todo a través del amor, que nos podría evocar a la magnífica novela Siddhartha (1922) de Hermann Hesse.


Ante las puertas de recolectar el inevitable éxito que hace años merece, y sea consciente o no de su actual apogeo como artista, Steven Munar no se detiene, y en sus conciertos por el país ya incorpora en su repertorio media docena de nuevas canciones que imaginamos pronto ofrecerá en forma de nuevo disco. Como declaró el prestigioso compositor Ígor Stravinski: “Sé que todavía hay música dentro de mí. Debo darla. No puedo vivir una vida que sólo recibe.”






29 de julio de 2010

Selección de piezas 2010

Gigi * Alone at the Pier (2009)



Rose Melberg interpreta esta deliciosa canción que nos sitúa en la época dorada del pop que no es otra que la década de los sesenta. Desde Vancouver (Canadá) el compositor Nick Krgovich y el productor Colin Stewart decidieron enfrentarse al reto de grabar un álbum que homenajeara a una etapa irrepetible, llena de creatividad, de ilusión, de optimismo, en la que la música pop emergió con todo esplendor.Cuatro años después y con la colaboración de casi cuarenta músicos, el álbum Maintentant (2009) es una realidad, encantadora y excepcional.


Aunque publicado en diciembre del 2009, Maintentant formará parte de los álbumes más apreciados del presente año aquí: el lugar donde la música, el arte del tiempo, nunca finaliza.


Bandcamp



8 de abril de 2010

'Teen Dream' (2010) de Beach House


Gracias al regalo que supone el subconsciente colectivo podemos sentir como familiares las épocas que nunca conocimos, los recuerdos de las generaciones que nos precedieron. En la evocación de pretéritas décadas, Victoria Legrand y Alex Scully descubren cómo tirar del hilo de nuestros anhelos a través del ensoñador pop de género fantástico que exhiben bajo el sugestivo nombre de Beach House.

El dúo de Baltimore (EEUU) se estrenaba en el año 2006 con un disco homónimo, cuya singular propuesta no pasó desapercibida entre el sector de la música independiente. Esquemáticas cajas de ritmos activadas en el modo relajación, taciturnos y envejecidos órganos y unas guitarras steel hawaianas servían de séquito a la voz intemporal, andrógina, de la cantante gala Victoria Legrand, protagonista de un sonido envolvente y nostálgico afín a descoloridas filmaciones caseras en 8 mm. El debut tuvo como prolongación el álbum Devotion (2008), donde repitieron con la pequeña discográfica Carpark, y en el que Gila tomaba el relevo de canciones destacadas del primer trabajo como Master of None, claros ejemplos del carácter único y cautivador del grupo.


El nuevo disco titulado Teen Dream (2010) supone una evolución que va más allá del ingreso de la banda en un sello discográfico tan reconocido como Sub Pop. Si las tonalidades sepia dominaban antes el teatro mágico de Beach House, el escenario donde desfilan las canciones es ahora una gama de refulgente multicolor. Las notas agudas y campanilleantes ganan en relieve con la producción a cargo de Chris Coady (TV on the Radio, Yeah Yeah Yeahs) y el halo romántico de las melodías se torna más irreal, si cabe, con una confitura de idealismo que aísla al oyente hasta el último corte de la grabación.

Silver Soul, Used to Be o, sobre todo, el luminoso 10 Mile Stereo, son modelos del inmejorable dream pop que enarbola el dúo en un disco colmado de potenciales singles, de temas dignos de representar la excepcionalidad de un trabajo en el que la pieza más bella sea quizá Lover of Mine, clara heredera de los hallazgos del grupo Cocteau Twins. Como final nos llega Take Care, una personal interpretación de las raíces del folclore americano, similar al modo en el que la banda The Walkmen modela la imaginería de Bob Dylan.

Aunque la publicación de Teen Dream sea muy reciente, el álbum ya forma parte de la más selecta oferta musical del año y en ella Beach House nos convida a dejarnos abandonar por una saudade imaginada, una dulce añoranza de vivencias que tan sólo existieron en nuestro corazón.

 Video de Silver Soul




4 de febrero de 2010

"Valentina" de Guido Crepax


Valentina Roselli, icono del cómic europeo concebido por el maestro italiano Guido Crepax (1933-2003), regresa en el segundo tomo que Norma Editorial ha publicado con una selección de sus mejores historias.


Fotógrafa de moda internacional que participa en los círculos intelectuales y artísticos de la ciudad de Milán, conduce deportivos Alfa Romeo, lee a Dostoievski y colecciona discos de jazz, Valentina no es sino un arquetipo de la efervescencia cultural e ideológica que imperaba en la Europa de los años sesenta. En sus páginas Guido Crepax se deja cautivar por el diseño y la música pop, la fascinación por la moda, el cine de Michelangelo Antonioni o la Nouvelle Vague de directores como Jean-Luc Godard y Alain Resnais. El personaje de Lulú, pionera femme fatale que interpretara la actriz Louise Brooks en la película muda La caja de Pandora (1928) de G.W. Pabst, sirvió al dibujante para asignar a Valentina su inconfundible look. Nacida en 1965 como personaje secundario en las viñetas del héroe Philip Rembrandt, pronto logró un lugar preferente ante el enorme interés que despertó entre los lectores de la revista italiana Linus.


Poco antes de la aparición de Valentina, el escritor y filósofo Umberto Eco reivindicaba el arte del cómic con la publicación de Apocalípticos e integrados, un ensayo que situaría la disciplina en el nivel artístico que merecía. La búsqueda de vías alternativas para relatar sus historias llevó al autor a romper con muchos de los ordinarios protocolos estéticos que ofrecían los cómics. El montaje en el cine de vanguardia y la experimentación en el uso de metáforas visuales como lenguaje narrativo nutren el lápiz de Guido Crepax, quien, asimismo, descubre en el análisis del subconsciente una fuente ilimitada de recursos con los cuales sorprendernos. Los sueños de Valentina, sus deseos pasionales más íntimos, son tan significativos como los sucesos que protagoniza en sus aventuras. El inconsciente desatado, libre de culpa y moral, ajeno a las convenciones sociales, se une a la querencia por las pautas del fetichismo y las fantasías sadomasoquistas que se ocultan en la psique de Valentina para deleitarnos con un erotismo elegante y alejado de modos explícitos, donde se venera el cuerpo femenino como súmmum de belleza. El original uso del ensueño, de la ilusión onírica, convierten las páginas de Valentina en una suerte de poemas visuales que nos sugerirán diferentes motivos y nuevos alcances cada vez que retornemos a sus historias, que nos perdamos de nuevo en su voluptuosa imaginación.


El presente volumen comienza con un tríptico integrado por las historias La fuerza de gravedad, Valentina con botas y Marianna va a la montaña, en las que un argumento de thriller de ciencia ficción es apto para que Guido Crepax erija una reflexión sobre la identidad, el deseo de ser otro o sobre un concepto tan literario como lo es la figura del doble. En El niño de Valentina, una vieja mansión y un cuadro con una misteriosa dama son el eje central de un relato donde los sueños de Philip Rembrandt, el amante de Valentina, se diseminan de manera paralela a los de la heroína, y terminan por confluir en uno de los desenlaces más trascendentales para el devenir del personaje. Destacaríamos por último Manuscrito, una aventura con leve tono de comedia sin componentes surrealistas, clara alusión al férreo control de la libertad de expresión en la desaparecida Unión Soviética.



El talento de Guido Crepax nos ha legado a Valentina, mujer sexualmente libre, independiente y creativa, sentimental e imaginativa, que sentimos como epítome de la parte más seductora e irresistible, para ambos sexos, del carácter femenino; y ante la invitación de acompañarla en el segundo volumen de sus aventuras... no vamos a ser los primeros en decirle “no”.








27 de enero de 2010

Cine infinito del 2009


Diez películas estrenadas en 2009 seleccionadas por Egon Blant.


1
Moon
Malditos bastardos (Inglourious Basterds) 
de Quentin Tarantino




3
Déjame entrar (Låt den rätte komma in)
 
de Tomas Alfredson




4
In the loop
 de Armando Iannucci




5
Up
de Pete Docter 




6
Vals con Bashir (Waltz with Bashir)
de Ari Folman 




7
La clase (Entre les murs)
de Laurent Cantet




8
Los límites del control (The limits of control)
de Jim Jarmusch
 




9
Ágora
de Alejandro Amenábar




10
Still Walking
de Hirokazu Koreeda




26 de enero de 2010

"Moon" de Duncan Jones


En la última edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges recibió el premio a mejor película la producción Moon (2009). Su director, el debutante Duncan Jones, se declara un acérrimo seguidor del cine de ciencia ficción y recuerda con añoranza las cintas que, en los años setenta y principios de los ochenta, narraban historias del futuro, con el esencial deseo de maravillar al público ante la impresión de hallar en la pantalla los límites del ser humano y su trascendencia ante el universo.


2001: Una odisea del espacio (1968), la magistral obra de Stanley Kubrick, encumbró al género a unos niveles de consideración infrecuentes hasta la fecha, estatus que anteriormente habían alcanzado en el medio literario novelas como 1984 (1949) de George Orwell o Crónicas Marcianas (1950) de Ray Bradbury. A finales de los setenta todavía se realizó algún film excepcional, tanto desde una condición artística y poética Stalker (1979) de Andréi A. Tarkovski— como de éxito y repercusión Encuentros en la tercera fase (1977) de Steven Spielberg. Posiblemente, la última película magistral de ciencia ficción sea Blade Runner (1982), adaptación de una novela de Philip K. Dick dirigida por Ridley Scott, que, junto al alegato ecologista Naves misteriosas (1971) de Douglas Trumbull, es homenajeada en Moon, al recuperar algunos de sus elementos y enfocarlos desde un prisma nuevo, sencillo y honesto.



En la actualidad el cine de anticipación no discurre por su mejor época. En Hollywood, en la mayoría de las ocasiones, tan sólo ejerce de coartada para saturar al espectador con efectos visuales (cada vez más cercanos al videojuego), donde el actor estrella de guardia defiende reiteradamente a la humanidad. En este contexto Moon se convierte en un proyecto inusitado desde su génesis. El director, determinado a recuperar el olvidado espíritu artesanal de las películas hechas con maquetas, cuyas tesis bebían directamente de la literatura de especulación científica, concibió el argumento en el cual se basa el guión de Nathan Parker.



Sam Bell es un astronauta cuya solitaria misión en la Luna está a punto de finalizar después de tres años. De su esposa e hija tan sólo puede recibir vídeos grabados, y su única compañía es una computadora llamada “Gerty”, que posee la voz de gentleman del actor Kevin Spacey. A escasos días de su vuelta a la Tierra, y cada vez más agotado por la soledad, la repentina visión de una joven desconocida desencadenará todo tipo de alteraciones en su rutina diaria.



El actor Sam Rockwell, que sustenta todo el peso de la cinta, se muestra como el intérprete idóneo para generar empatía en el espectador gracias a su franqueza y naturalidad. Su encarnación del solitario astronauta logra algunos de los pasajes más conmovedores, y a la par contenidos, del reciente panorama cinematográfico.



"¿Había estado ciego y sordo, o había sido necesaria la severa luz del desastre para encontrar mi verdadera naturaleza?", escribió el periodista Jean-Dominique Bauby unas semanas previas a su fallecimiento por causa del “síndrome de cautiverio”; cuestión que se podría formular el protagonista de Moon. Y es que, como en la más inspirada ciencia ficción, el film reflexiona sobre nuestra esencia y nuestro espíritu. Con su primer trabajo, Duncan Jones plantea con sutileza la posibilidad de la existencia del alma y su capacidad para vincular a los seres humanos más allá de las limitaciones físicas. El resultado es una película que siembra un recuerdo indeleble en el espectador. Mas tal vez en el futuro, quizá en el presente, contemplando las distantes estrellas, podamos hallar nuestro sentido y medida, nuestro propio destello.








Imagen de la cabecera extraída de la película "Metrópolis" (1927) dirigida por Fritz Lang