10 de abril de 2024

“La bestia” (La bête, 2023), de Bertrand Bonello


De entre los directores de cine actuales con más talento y dominio de su oficio, pocos me parecen tan valientes e indomables como Bertrand Bonello (Niza, 1968). Su inteligente mirada hacia los individuos y su entorno —afilada y solidaria a partes iguales— muestra un compromiso artístico que revela algo que en esta época puede sorprender a muchos: es posible levantar un universo personal y subjetivo sin caer en el ombliguismo. Es tal su alejamiento de las domesticadas corrientes de moda que en alguna ocasión ha dejado en evidencia a renombrados festivales de cine por su cobardía ante posibles polémicas. Las magistrales L’Apollonide: Souvenirs de la maison close (2011) y Nocturama (2016) no han necesitado premios ni reseñas en YouTube para convertirse en obras de culto cinéfilo. Deseo pensar que la extraordinaria La bête (2023) dejará el mismo recuerdo.


Partiendo de las ideas que Henry James plasmó en su relato La bestia en la jungla (1903), Léa Seydoux, con su imponente presencia y brillo interpretativo, en compañía de un versátil George MacKay, viven en el filme una intensa historia de amor durante tres periodos diversos; 1910, 2014 y un aséptico 2044. En este último marco temporal, el dominio de las IA sobre las personas no es más aterrador y despiadado que el clasismo, las desigualdades sociales y el uso mercantil de los seres humanos en los últimos cien años.


Empleando esa exquisita elegancia visual y refinada realización a la que el autor nos tiene acostumbrados, Bonello nos habla del miedo a los sentimientos profundos, del temor a la entrega amorosa, del vértigo ante el compromiso de la vida en pareja. Y pone el foco en algo que parece inevitable en las próximas décadas y se atisba en el presente: la estigmatización de los seres singularmente insumisos e inquietos, la disolución de los espíritus más sensibles, apasionados y vivos en los fríos embalses de lo civilizado, lo modélico y lo permitido…




KOMPROMAT feat. Adele Haenel: “De mon âme à ton âme” (2019)

 



2 de marzo de 2024

Philip K. Dick


Tal día como hoy, en 1982, abandonaba nuestro plano existencial el escritor, filósofo, hombre inconformista, espíritu libre, artista influyente e icono de la cultura pop, Philip K. Dick. Probablemente sea el autor con más imaginación en el que me he adentrado, y desde muy joven lo considero uno de mis favoritos. No obstante, cuanto más me deslumbra la obra de un artista, más rehuso los panegíricos sobre su figura. Por lo cual, permitidme hacer mío un fragmento del ensayo Philip K. Dick: un visionario entre charlatanes (Wizjoner pośród szarlatanów, 1975), del maestro de las letras polacas Stanisław Lem:

«Como norma, Dick se abalanza sobre los escombros de los materiales de trabajo de los mediocres profesionales norteamericanos de la ciencia ficción, añadiendo con frecuencia un toque de auténtica originalidad a conceptos harto desgastados y, lo que sin duda es más importante, erigiendo con ellos construcciones verdaderamente suyas. El mundo enloquecido, con un flujo de tiempo espasmódico y un entramado de causas y efectos que se retuerce sin equilibrio, el mundo de la física frenética es, incuestionablemente, invención suya, una inversión del estándar tradicional según el cual sólo nosotros podemos ser víctimas de la psicosis, nunca nuestro entorno. [...] Sí, es cierto que a veces sus obras no alcanzan el objetivo deseado; pero yo sigo bajo su hechizo, como suele ocurrir al ver los esfuerzos de una imaginación solitaria lidiando con una avasalladora superabundancia de oportunidades; esfuerzos en los cuales hasta una derrota parcial puede parecer una victoria.»

Los que continuamos bajo su hechizo celebramos hoy la plena contemporaneidad de sus relatos y novelas, una estimulante obra que nos impele más que nunca, en este presente delirante, a cuestionar nuestra presunta libertad de pensamiento, a meditar sobre el entramado que percibimos como realidad y a intentar alcanzar un mínimo de emancipación de las poderosas ondas gravitatorias de esos agujeros negros supermasivos que llamamos deseo, anhelo e ilusión.


Retrato “Philip K. Dick” (1975).

© Frank Ronan


The Flaming Lips: “The Observer” (1999).


Imagen de la cabecera extraída de la película "Metrópolis" (1927) dirigida por Fritz Lang