Adentrarse en una autobiografía es una manera apasionante de descubrir porciones de historias individuales y colectivas a través de las vivencias personales de su autor. No importa tanto el grado de realidad o de ficción de la obra, sino como nos hace partícipes su creador. Microphones in 2020 es una canción de 44'44 minutos, que ocupa la totalidad del álbum del mismo título, en la que Phil Elverum (The Microphones, Mount Eerie) reflexiona sobre diferentes cuestiones, como su trayectoria musical, la memoria y el paso del tiempo o el fallecimiento de su esposa Geneviève Castrée a los 35 años de edad. En el aspecto musical resuenan los hipnóticos medios tiempos de Neil Young, como Cortez the Killer (1975), y sus acordes se asemejan ligeramente al tema Dogs (1977), de Pink Floyd. Si bien su capacidad de sugestión a través de la reiteración me hace rememorar a los grandes autores de la música minimalista, léase Philip Glass, Steve Reich y Wim Mertens, o la singular pieza Jesus’ Blood Never Failed Me Yet (1975, 1993), de Gavin Bryars. Por lo tanto, si el carácter de la letra —semejante a la poesía confesional— es recurrente en géneros como el folk, mientras que su música bebe de influencias variadas y antiguas, ¿qué es lo que convierte a esta pieza conceptual en algo insólito, evocador, una suerte de refugio, ideal como obsequio para una persona apreciada? Microphones in 2020 es una canción que se siente cálida, cercana, como palabras de tranquilidad susurrada, que mediante sus acordes repetitivos hipnotiza y reconforta: una autobiografía musical en la que Phil Elverum nos recuerda por qué el arte es tan necesario para nuestra salud mental. Y todo ello en un año en el que toda contribución, toda ayuda, toda búsqueda de la belleza es bienvenida...
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