Adentrarse en el mundo del cineasta finlandés no solo significa alejarse de convencionalismos y mercadotecnia; es siempre una garantía de honestidad y, sobre todo, humanidad. Las contrariedades de los protagonistas —cercanos y genuinos a pesar de su hieratismo— nos pueden cautivar y conmover como si de amistades nuestras se tratara, y no importa lo dramático que sea el argumento o lo sórdido de algunos instantes: con Aki Kaurismäki siempre habrá lugar para la esperanza y el humor. Gracias, Autor.
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