Una pauta insistente es la del artista, de singular talento y originalidad, que no alcanza un reconocimiento masivo y, sin embargo, logra influir marcadamente a muchos de sus colegas creadores. A Sturgeon se le reivindica como uno de los autores de ciencia ficción más interesantes de la segunda mitad del siglo XX, y Más que humano (1953) es su novela más destacada. De prosa exuberante y emotiva —cercana al lirismo de Ray Bradbury— y con una trama inquietante y sorprendente —tan inconcebible como los relatos de Philip K. Dick—, la novela del autor neoyorquino es un pequeño milagro en el que la empatía, la soledad, la intuición, la alegría, el miedo y la esperanza que habitan en el interior de las personas más desarraigadas y olvidadas se convierten en el centro del universo...
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