21 de diciembre de 2021

Yevgueni Zamiatin y nosotros

Ejemplar de la editorial Cátedra (1.ª edición, 2011), propiedad del autor de esta bitácora.


Distopía es una palabra que la sociedad contemporánea ha logrado convertir, desafortunadamente, en algo tan célebre como lo son "premium", "influencer", "amazon" o "patinete". La pérdida de la privacidad, la sensación de que los individuos carecen de amparo ante los omnipotentes poderes económicos o gubernativos y el creciente nivel de incultura y necedad entre la población, han ocasionado un interés generalizado hacia creaciones de ficción especulativa que pronosticaron gran parte del complejo y desalentador presente que vivimos. Los libros de ciencia ficción "Un mundo feliz" (Brave New World, 1932) de Aldous Huxley y "1984" (Nineteen Eighty-Four, 1949) de George Orwell son comúnmente considerados clásicos de la literatura universal, pioneros del género distópico. Sin embargo, existe una obra rusa escrita con anterioridad en la que se inspiran las dos novelas británicas, de tal modo que el autor de "Rebelión en la granja" (Animal Farm, 1945) reconoció siempre de manera abierta su influencia, y que un servidor desea aquí elogiar como una pieza de arte trascendental: “Nosotros” (Мы, 1924) de Yevgueni Ivánovich Zamiatin.

Primera edición de "Nosotros" en ruso (Chekhov Publishing House, New York, 1952).


Nacido en la provincia rusa de Lebedian, e hijo de una pianista y un profesor y sacerdote, Zamiatin vive una infancia (que él recuerda muy solitaria) rodeado de libros; tanto es así que consideraba sus amigos a figuras como Dostoyevski, Turguénev y Gógol. Con veinticuatro años publica sus primeros relatos, mientras disfruta de una trayectoria de éxito como ingeniero naval que le hace viajar a Newcastle como supervisor y máximo responsable en la construcción de diversos buques rompehielos. De regreso a San Petersburgo, soporta varios encontronazos con la policía secreta por sus ideas bolcheviques, y en 1913 surge el extendido reconocimiento por parte de la intelectualidad rusa hacia sus numerosos relatos, piezas de teatro y artículos de prensa, hasta que en 1923 su obra cumbre “Nosotros” obtiene la triste recompensa de ser el primer libro censurado por el régimen soviético. Prohibida su publicación en la recién nacida URSS, la novela es editada al año siguiente en Nueva York por E. P. Dutton. Sin embargo, es tras la aparición de una edición traducida al checo en Praga —demasiado cerca de Moscú— cuando las acusaciones de traición son generalizadas en su país. Víctima del boicot, las presiones y los reproches que soportó en el ámbito literario, el autor permaneció sumido en una gran aflicción a lo largo de los siguientes años. En un último intento de recuperar la actividad creativa y el honor como autor, en 1931 Zamiatin escribe una arriesgada carta a Stalin, donde lamenta profundamente los ataques y el desprecio que recibió la novela y su propia persona por parte de los críticos literarios, los editores e, inclusive, sus colegas de profesión. No le perdonaron las ideas ambiguas del libro, sus múltiples interpretaciones y el hecho decisivo de que fuera prohibido por el gobierno. «Sé que tengo la mala costumbre de decir en un momento determinado, no lo que podría ser provechoso, sino lo que creo que es verdad. Particularmente, nunca he ocultado mi actitud ante el servilismo literario, el vasallaje y la hipocresía: consideraba, y sigo considerando, que eso rebaja tanto al escritor como a la revolución», escribió con franqueza Yevgueni Ivánovich. En la misiva confesaba, además, que se sentía muerto como escritor y rogaba que le permitieran exiliarse al extranjero junto a su esposa Liudmila N. Usova. Stalin accedió —presumiblemente con la mediación de Maksim Gorki—, y en 1932 la pareja se estableció en París. Las dificultades económicas, la sensación de aislamiento y el anhelo de volver algún día a su tierra dañaron seriamente su salud y cinco años después murió de un ataque al corazón.

Edición en inglés con prólogo de Margaret Atwood (Canongate, 2020).


Solo una personalidad tan singular como la de Zamiatin podía crear una historia tan perturbadora en su día para el régimen dictatorial soviético como para los actuales partidarios del hipercapitalismo contemporáneo, que ha convertido en mero producto mercantil a la gran mayoría de la humanidad y a la naturaleza en su totalidad. En este sentido, la figura del escritor ruso evoca enérgicamente el ensayo “El hombre rebelde” (L'Homme révolté, 1951), de Albert Camus, en el cual el pensador francés reflexiona, entre otros conceptos, sobre el imperativo vital de desafiar las injusticias sociales, cuestionar lo prohibido, negar los dogmas, buscar la dignidad personal, percibir ser parte de la naturaleza y aceptar nuestros límites sin renunciar a la protesta contra los poderes permanentes e inalterables. Ser, en definitiva, rebelde.

Edición brasileña traducida al portugués (Aleph, 2017).


En “Nosotros” se narran las experiencias y los pensamientos del protagonista, así como se describe la sociedad futurista a la que pertenece, a través del diario personal que redacta en secreto en su domicilio individual de paredes transparentes, donde no hay cabida para la intimidad. En este mundo extremadamente organizado por el "Estado Único", los ciudadanos reciben nombres de estética tan matemática como O-90, R-13 o D-503, "código" este último con el que es denominado el personaje principal, cuya reglamentaria y apacible vida como un destacado ingeniero es perturbada al conocer a una misteriosa mujer poseedora de peligrosas ideas subversivas... I-330 es ingeniosa, independiente, seductora y sabe cómo mantener las apariencias ante los anónimos "Guardianes" que vigilan ocultos entre la multitud. Esta nueva "Eva" logrará que el obediente "Adán" caiga en su influjo y le empuje a reconsiderar las doctrinas que impone el Estado Único y su líder, el "Benefactor". Esta premisa ha sido utilizada con diversas variaciones en infinidad de ocasiones y ha sentado las bases de lo que hoy entendemos como distopía. Ahora bien, Zamiatin no se detiene en el acento profético, en la advertencia, en la denuncia política y social. La novela va más allá del "síndrome de Casandra" y convida al lector a resetear sus ideas sobre las más frecuentes convenciones sociales, sin considerar épocas, lugares o creencias, para, a través de una prosa exuberante y experimental, satírica y simbólica —melliza a la poesía en su capacidad de sugestión—, cuestionar todas las organizaciones humanas cuyas inercias acostumbran a abocar a los individuos a la alienación, ayer, hoy y mañana.

Edición traducida al catalán (Males Herbes, 2015).


De las innumerables historias inspiradas en “Nosotros” es posiblemente “Fahrenheit 451” (1953) la que le resulte más familiar al lector por su lenguaje, ya que el lírico estilo de Ray Bradbury atesora de igual forma esa vocación sensorial y sinestésica que exhibía Zamiatin. Desde el punto de vista literario, otra faceta a destacar es la indudable influencia del gran titán de la novela Fiódor M. Dostoyevski, presente aquí en la profundidad psicológica de cada uno de los personajes, quienes, aunque no sienten el amparo o el vacío de la fe religiosa como en las publicaciones del genial moscovita, sí perciben emociones análogas hacia el "Estado Único", una suerte de deidad omnipotente.

Diseño de cubierta inspirada en "Metrópolis" (1927), de Fritz Lang (Alma Books, 2017).


Llegados a este punto, resulta irónico que el libro se publicara por primera vez en Nueva York, ya entonces capital no oficial del capitalismo, sistema este también muy cuestionado en “Nosotros” con sus numerosas referencias a las recientes ideas, por aquel entonces, de Frederick W. Taylor sobre el aumento de la productividad laboral a través de un estricto control empresarial hacia los trabajadores, tanto en cadenas de montaje como en tareas administrativas. Infortunadamente, cegados por las paranoias que nacen de todo postulado radical, sus camaradas no supieron descifrar tan poliédrico relato y su caudal de propuestas y retos. Sin ánimo de desentrañar minuciosamente este asombroso volumen, cometido ya efectuado de manera excelente por Fernando Ángel Moreno en la recomendadísima edición de la editorial Cátedra (con traducción de Valeria Artemyeva y Alfredo Hermosillo), la faceta que me resulta más apasionante de "Nosotros" es la elaborada diatriba entre el anhelado libre albedrío y la arriesgada desobediencia en colisión con la estabilidad que conlleva el sometimiento, la felicidad regalada sin reflexión. Hay que señalar la maestría con la que Zamiatin nos hace partícipes de esta ambivalencia del carácter humano, desorientado ante el empuje del imparable progreso. La desesperación por mantener un comportamiento racional y la búsqueda de ideas elevadas en pugna con los impulsos atávicos (la claudicación a los deseos, el abandono a los instintos y la pasión), conducen al protagonista a un estado de tensión y angustia desmedido. Es fácil observar aquí un paralelismo con el creciente aumento de los trastornos mentales del presente siglo, en el que las personas nunca se han encontrado tan alejadas de la naturaleza, atrapadas en una sociedad intimidante y deshumanizada.

Retrato de Yevgueni Ivánovich Zamiatin.

Pese a su terco idealismo, probablemente Zamiatin no habría concebido la novela de saber que le llevaría a una ruina personal, ya que la vida de una sola persona tiene más valor que toda la influencia que una de sus obras haya podido generar. No obstante, y teniendo en cuenta que no fue publicado en su país hasta 1988, su padecimiento no fue en vano y hoy podemos leer, estudiar y debatir este libro extraordinario, que en justicia ocupa cada vez más el lugar que merece. Pienso que reivindicar "Nosotros" es combatir a los inquisidores y opresores tanto del pasado como actuales, de igual manera que tratamos de redimir a las incontables mujeres invisibilizadas durante milenios o a las personas borradas de las páginas de la historia por su orientación sexual o raza. Los incómodos desafíos a los que nos enfrentaba Zamiatin se mantienen más que vigentes, y tal vez deberíamos contagiarnos algo de su carácter indómito y escéptico, humanista e íntegro, de ese "hombre rebelde” de Albert Camus, y no perder la esperanza, la fantasía, los sueños, antes de que nuestros nombres sean alfanuméricos y ya sea demasiado tarde... Como epílogo a este sencillo homenaje al autor ruso, me parece ideal el siguiente fragmento de su magnífica novela: «¿A qué reza la gente? ¿Con qué se atormenta? ¿Con qué sueña desde la cuna? Con alguien que explique de una vez por todas en qué consiste la felicidad y luego los encadene a ella».

Firma de Zamiatin


Ilustraciones de Kit Russell para la edición de lujo de la editorial londinense The Folio Society, con traducción de Clarence Brown e introducción de Ursula K. Le Guin.

© Kit Russell / The Folio Society (2018).








2 comentarios:

  1. Felicidades por tu reseña.
    Sin duda, la novela parece uno de esos clásicos ocultos por avatares históricos, pero muy necesaria de redescubrir. Apuntada queda. Gracias.

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    1. Gracias a ti por el comentario. Una joya desconocida que voy a reivindicar como "Aniara" de Harry Martinson. Saludos.

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Imagen de la cabecera extraída de la película "Metrópolis" (1927) dirigida por Fritz Lang