22 de marzo de 2007

Egon Blant


Creo que tenía ocho años cuando mi padre me regaló un cómic de ciencia ficción. Él lo eligió porque sabía que me obsesionaba todo lo relacionado con el espacio y el futuro. Era una vieja reedición de Flash Gordon, con dos historias protagonizadas por el héroe intergaláctico. Una de ellas se titulaba "Música silenciosa" (Egon Blant Escapes) con guión y dibujo de Dan Barry (1923-1997).


Buscando en Internet, descubrí que se publicó originalmente en 1968, año que en mi adolescencia me interesó especialmente, debido al histórico Mayo de París, cuando las revueltas estudiantiles llegaron a provocar una crisis nacional en Francia. La historia de Egon Blant, aunque transcurre en un futuro lejano, está influenciada por esa época de jóvenes con ansias de revolución. Por desgracia, el cómic lo perdí hace muchísimo tiempo, aunque lo recuerdo bien de leerlo infinidad de veces durante años.
Para acompañar el relato de mis recuerdos, he elegido una pieza musical que ya forma parte de mi vida.


'Opening' de Philip Glass




La música de Egon Blant

Él era músico, y estaba loco. Poseía el talento de hipnotizar a las personas a través de su música, y así tenerlas bajo control. Encarcelado durante años por utilizar su don, consiguió al fin escapar. Con una personalidad obsesiva y extrema, perfeccionista e intolerante con la ignorancia y vulgaridad predominantes; su determinación de luchar ante la decadencia que él sentía en la sociedad, le condujo a idear su propia revolución.


En seguida llevó a cabo un plan para lograr alcanzar su sueño. Secuestró a las tripulaciones de decenas de naves espaciales para poblar una ciudad, fundada por él, en un lejano y e inhóspito planeta. Un palacio de plata y cristal coronaría la urbe, donde los órganos y pianos del demente compositor reproducirían por siempre su melodía. Todos los habitantes vivirían en armonía. La paz y el amor perdurarían. La violencia, la mezquindad, el odio...no lograrían llegar a la ciudad de los teclados infinitos de Egon Blant. A través de su música sería el único gobernante, haciéndose responsable de que su pueblo fuera siempre feliz.


Pero el héroe lo descubrió, y ayudado por el ejército, Flash Gordon libera a los secuestrados, destruye la ciudad y detiene al fugitivo músico, encarcelándolo para siempre.
Aunque tan solo era un niño, no pude evitar sentir fascinación por el sueño utópico e idealista del lunático hipnotizador. Al final de la historia, Flash camina entre las ruinas de la ciudad junto a su pareja Dale Arden, y ella le comenta:

«No hay nada más triste que contemplar las cenizas de un sueño, aunque sea el sueño de un loco.»

En mi infancia, la frase se quedó grabada en mi memoria. Siendo ya adulto relacioné su locura e idealismo con personajes literarios como el Don Quijote de Cervantes o el Príncipe Mishkin de Dostoievski.

Quizá el músico loco no siguió preso hasta su final y escapó, por última vez, gracias a una ayuda inesperada...
“Pero ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.”




4 comentarios:

  1. Juanjo, cuando tan solo tenía 7 años ví en TV blanco y negro la primera versión de Flash Gordon, bajaba corriendo 400 escalones muy pronto -ahora mis rodilla lo reclaman- y llegaba a las 16 a casa para encender la TV y ver aquellas naves maravillosas hechas en maquetas que volaban y unos personajes con ropas que se pliegan -no como las licras de ahora- y con un Ming -creo que así se llama el emperador- cuya hija ayuda a Flash por amor, pero este ya tiene su corazón ganado por una terrestre. Cuando llego a su final y regreso a la tierra, fue grande la tristeza, desde allí nunca más lo he visto, ya que la versión hecha en los 80s con música de Queen -lo único bueno- no supero a la primera.

    Era esto lo que deseaba comentar y muchas cosas más...

    Saludos.

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  2. "No hay nada más triste que contemplar las cenizas de un sueño, aunque sea el sueño de un loco." Cuando leí este post anteriormente esta frase me pareció triste y ahora que lo releo, me lo parece mucho más. Como dije, es triste ver que tus sueños se quedan en nada.

    Musus.

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  3. es una de las mejores historias de Flash y un recuerdo para todo músico de hasta dónde puede llevar la egolatría en la música. La historia está inspirada en los mitos griegos de Pan, Orfeo y Dioniso y en Pit
    agoras.

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    1. Los mitos griegos que siempre han influenciado a los grandes creadores, muy cierto. ¡Muchas gracias por tu comentario!

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Imagen de la cabecera extraída de la película "Metrópolis" (1927) dirigida por Fritz Lang