27 de enero de 2012

Música infinita del 2011. Parte II

Catorce álbumes seleccionados por Egon Blant:

Parte II (del primero al séptimo)

1
Gang Gang Dance * Eye Contact (2011)





Como un resplandor, el sorprendente Eye Contact (2011) ha instalado al grupo de Nueva York en la cumbre del pop de expresión más vanguardista. Dado que en el presente la búsqueda de la originalidad aleja a los músicos del público, es de celebrar que Gang Gang Dance, tras varias grabaciones de valiente exploración estilística y sonora, nos ofrezcan un trabajo tan intrincado como lúdico. El disco se alimenta de un múltiple abanico de influencias —marcadas raíces asiáticas y africanas, sintetizadores techno pop, chill out, dance, electrónica, etc.— que no hace sino enriquecer su admirable homogeneidad; el álbum referencia del pasado año en La ciudad de los teclados infinitos.



2
Grails * Deep Politics (2011)


Durante los años setenta, en las bandas sonoras de numerosas películas de género europeas —desde el cine erótico a los filmes de terror, pasando por cintas sobre espionaje— se vislumbraba una esencia de oscura tristeza y melancolía, símbolo de la desorientación social e ideológica de toda una época. Desde Oregón (EEUU) el grupo de rock instrumental Grails ha tomado como base e inspiración el trabajo en esa década de compositores cinematográficos tan diferentes como Ennio Morricone o Pierre Bachelet para gestar un revival singular e insólito, todo un ejercicio de estilo admirable.



3
Steven Munar & The Miracle Band * Break The Rules! (2011)



Como ya imaginábamos tras la edición de su anterior trabajo The Lenguage of the Birds (2010), lo mejor estaba aún por llegar...  En la época de máximo apogeo como autor de Steven Munar (ex líder de la banda mallorquina The Tea Servants), la publicación de Break The Rules! (2011), su tercer disco en solitario, ha sido objeto de numerosa atención tanto de crítica como de público. Su aparición en publicaciones tan importantes como Ruta 66 y Rockdelux o la emisora Radio 3, así como la próxima actuación en un programa de TV de La 2 no han sido una sorpresa dado que nos parece el disco más logrado de su carrera hasta la fecha: una isla de paz y armonía necesariamente reivindicable en la música de este país.



4
Bjork * Biophilia (2011)

 

Un artista genuino es el que crea y se expresa al margen del reconocimiento o los logros de su obra. La cantante y compositora islandesa Björk, tras haber conseguido prestigio y éxito popular en su trayectoria no ha variado un ápice su voluntad y capacidad artística de innovar, experimentar y compartir belleza. Su excelente nuevo disco forma parte de todo un proyecto supervisado por el director de cine Michel Gondry que abarca instalaciones y espectáculos, Internet y aplicaciones para dispositivos móviles: música de hoy sobre sentimientos de siempre.



5
Rubik * Solar (2011)



En las canciones de Rubik no hay cabida para ninguna nube —como la de la ingeniosa portada—, sólo cielos despejados de jubilosa luz Solar... Adscrito a ciertas convenciones de lo que se ha venido en llamar indie pop, el segundo disco de la banda finlandesa es un prodigio de talento, un relámpago de imaginación entre tanto exceso de fast food discográfico.



6
Peter Broderick * Music for Confluence (2011)


El norteamericano Peter Broderick, uno de los jóvenes artistas de más proyección y talento de la música contemporánea, vuelve a aparecer en esta selección con la inquietante y emotiva partitura escrita para el documental Confluence. Con más de catorce grabaciones en solitario e innumerables colaboraciones en tan sólo cinco años de carrera, el compositor de Portland exhibe todo un universo personal donde hay cabida desde interpretaciones de solos de piano y arreglos de cuerda, música ambiental y experimentación, hasta discos de folk desnudo cantados por él mismo. No dudamos de su protagonismo durante los próximos años en la música de más calidad.



7
Tim Hecker * Ravedeath 1972 (2011)




La abstracción inherente en las grabaciones del canadiense Tim Hecker conduce en ocasiones a calificarlo como "artista sonoro"; nosotros preferimos denominarlo "compositor", y muy bueno, por cierto. Ravedeath 1972 (2011) emerge de la reflexión sobre la pérdida de estatus que tiene hoy la música, su consumo frenético y carente de criterio, su reducción a neto entretenimiento. Todas las piezas del álbum, desarrolladas con inteligencia por Hecker, irradian imágenes brumosas, de extraño lirismo, capaces de estremecer a los oyentes más sensibles.



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Imagen de la cabecera extraída de la película "Metrópolis" (1927) dirigida por Fritz Lang