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22 de enero de 2025

Ursula K. Le Guin


«Se avecinan tiempos difíciles, en los que necesitaremos las voces de escritores que puedan ver alternativas a la forma en que vivimos ahora, que puedan ver a través de nuestra sociedad afligida por el miedo y sus tecnologías obsesivas otras formas de ser, e incluso imaginar, motivos reales para la esperanza. Necesitaremos escritores que puedan recordar la libertad —poetas, visionarios—, realistas de una realidad más amplia [...]. En este momento necesitamos escritores que conozcan la diferencia entre la producción de un bien de mercado y la práctica de un arte. Desarrollar material escrito que se adapte a las estrategias de ventas con el fin de maximizar las ganancias corporativas y los ingresos publicitarios no es lo mismo que la publicación o autoría responsable de un libro [...]. Los libros no son sólo mercancías; el afán de lucro a menudo entra en conflicto con los objetivos del arte. Vivimos en el capitalismo, su poder parece ineludible, pero también lo era el derecho divino de los reyes. Los seres humanos pueden resistir y cambiar cualquier poder humano. La resistencia y el cambio a menudo comienzan en el arte. Muy a menudo en nuestro arte, el arte de las palabras.»

Fragmentos del discurso de aceptación de la Medalla por la contribución destacada a las letras americanas del Premio Nacional del Libro (National Book Award), por parte de Ursula K. Le Guin, el 19 de noviembre de 2014.


Tal día como hoy, en 2018, abandonaba nuestra esférica isla la poeta y filósofa, doctora y hechicera en la disciplina de concebir universos y almas con una máquina de escribir y Grand Master of Fantasy and Science Fiction Art, nuestra señora Ursula Kroeber Le Guin.

Hay figuras artísticas en las que parecen confluir varias de las cualidades que más me maravillan en un creador, como son la honestidad, la sensibilidad, la osadía, la elegancia y la imaginación. En estas virtudes, Ursula K. Le Guin es toda una refulgente baliza entre la bruma de urgencia y confusión, violenta mercadotecnia y mediocridad de la avalancha mediática actual. Es improbable adentrarse en sus libros y no sentirse complacido ante la presencia de su sabiduría, fruto tanto de la reflexión y el estudio, como de la experiencia y la intuición. Nos legó personajes y paisajes imbuidos en pacifismo, feminismo, ecologismo y anarquismo, donde las palabras son verdaderamente poderosas y el diálogo con el otro es vital. Por todo ello y cien constelaciones más, gracias, querida autora.


Página oficial de UKLG


Björk: "Jóga" (1997)








19 de enero de 2024

Edgard Allan Poe


«Desde el tiempo de mi niñez, no he sido

como otros eran, no he visto

como otros veían, no pude sacar

mis pasiones desde una común primavera.

De la misma fuente no he tomado

mi pena; no se despertaría

mi corazón a la alegría con el mismo tono;

y todo lo que quise, lo quise solo.

Entonces -en mi niñez- en el amanecer

de una muy tempestuosa vida, se sacó

desde cada profundidad de lo bueno y lo malo

el misterio que todavía me ata:

desde el torrente o la fuente,

desde el rojo peñasco de la montaña,

desde el sol que alrededor de mí giraba

en su otoño teñido de oro,

desde el rayo en el cielo

que pasaba junto a mí volando,

desde el trueno y la tormenta,

y la nube que tomó la forma

(cuando el resto del cielo era azul)

de un demonio ante mi vista.»


Poema Solo (17 de marzo de 1829), de Edgard Allan Poe.

Traducido por María Cóndor y Gustavo Falaquera.

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Tal día como hoy, hace doscientos catorce años, nacía nuestro amado autor de relatos, poeta, artista avanzado y roquero, Edgar Allan Poe. Aunque este humilde espacio no desea aventurarse a enumerar sus logros, sí deseo señalar que los lunáticos del arte le debemos la valentía de explorar y cartografiar nuestras sombras más ignotas. Durante su tránsito por el orbe, la muerte le arrebató a tantos seres queridos que el sentimiento de pérdida le acompañó a cada paso como fiel escudero. Siquiera nosotros, gracias a sus obras, podemos conectar con otros lectores y preservar su memoria juntos. Sin sentirnos solos. A él le gustaría… Como diría Albert Camus: “Hay que imaginarse a Edgar feliz.”


Grabado Portrait of Edgar Allan Poe, de Frederick T. Stuart, para el libro The raven, and other poems (Wiley and Putnam, 1846).

The New York Public Library. NYC.

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Peter Gabriel: Digging in the Dirt (1992).



21 de diciembre de 2021

Yevgueni Zamiatin y nosotros

Ejemplar de la editorial Cátedra (1.ª edición, 2011), propiedad del autor de esta bitácora.


Distopía es una palabra que la sociedad contemporánea ha logrado convertir, desafortunadamente, en algo tan célebre como lo son "premium", "influencer", "amazon" o "patinete". La pérdida de la privacidad, la sensación de que los individuos carecen de amparo ante los omnipotentes poderes económicos o gubernativos y el creciente nivel de incultura y necedad entre la población, han ocasionado un interés generalizado hacia creaciones de ficción especulativa que pronosticaron gran parte del complejo y desalentador presente que vivimos. Los libros de ciencia ficción "Un mundo feliz" (Brave New World, 1932) de Aldous Huxley y "1984" (Nineteen Eighty-Four, 1949) de George Orwell son comúnmente considerados clásicos de la literatura universal, pioneros del género distópico. Sin embargo, existe una obra rusa escrita con anterioridad en la que se inspiran las dos novelas británicas, de tal modo que el autor de "Rebelión en la granja" (Animal Farm, 1945) reconoció siempre de manera abierta su influencia, y que un servidor desea aquí elogiar como una pieza de arte trascendental: “Nosotros” (Мы, 1924) de Yevgueni Ivánovich Zamiatin.

Primera edición de "Nosotros" en ruso (Chekhov Publishing House, New York, 1952).


Nacido en la provincia rusa de Lebedian, e hijo de una pianista y un profesor y sacerdote, Zamiatin vive una infancia (que él recuerda muy solitaria) rodeado de libros; tanto es así que consideraba sus amigos a figuras como Dostoyevski, Turguénev y Gógol. Con veinticuatro años publica sus primeros relatos, mientras disfruta de una trayectoria de éxito como ingeniero naval que le hace viajar a Newcastle como supervisor y máximo responsable en la construcción de diversos buques rompehielos. De regreso a San Petersburgo, soporta varios encontronazos con la policía secreta por sus ideas bolcheviques, y en 1913 surge el extendido reconocimiento por parte de la intelectualidad rusa hacia sus numerosos relatos, piezas de teatro y artículos de prensa, hasta que en 1923 su obra cumbre “Nosotros” obtiene la triste recompensa de ser el primer libro censurado por el régimen soviético. Prohibida su publicación en la recién nacida URSS, la novela es editada al año siguiente en Nueva York por E. P. Dutton. Sin embargo, es tras la aparición de una edición traducida al checo en Praga —demasiado cerca de Moscú— cuando las acusaciones de traición son generalizadas en su país. Víctima del boicot, las presiones y los reproches que soportó en el ámbito literario, el autor permaneció sumido en una gran aflicción a lo largo de los siguientes años. En un último intento de recuperar la actividad creativa y el honor como autor, en 1931 Zamiatin escribe una arriesgada carta a Stalin, donde lamenta profundamente los ataques y el desprecio que recibió la novela y su propia persona por parte de los críticos literarios, los editores e, inclusive, sus colegas de profesión. No le perdonaron las ideas ambiguas del libro, sus múltiples interpretaciones y el hecho decisivo de que fuera prohibido por el gobierno. «Sé que tengo la mala costumbre de decir en un momento determinado, no lo que podría ser provechoso, sino lo que creo que es verdad. Particularmente, nunca he ocultado mi actitud ante el servilismo literario, el vasallaje y la hipocresía: consideraba, y sigo considerando, que eso rebaja tanto al escritor como a la revolución», escribió con franqueza Yevgueni Ivánovich. En la misiva confesaba, además, que se sentía muerto como escritor y rogaba que le permitieran exiliarse al extranjero junto a su esposa Liudmila N. Usova. Stalin accedió —presumiblemente con la mediación de Maksim Gorki—, y en 1932 la pareja se estableció en París. Las dificultades económicas, la sensación de aislamiento y el anhelo de volver algún día a su tierra dañaron seriamente su salud y cinco años después murió de un ataque al corazón.

Edición en inglés con prólogo de Margaret Atwood (Canongate, 2020).


Solo una personalidad tan singular como la de Zamiatin podía crear una historia tan perturbadora en su día para el régimen dictatorial soviético como para los actuales partidarios del hipercapitalismo contemporáneo, que ha convertido en mero producto mercantil a la gran mayoría de la humanidad y a la naturaleza en su totalidad. En este sentido, la figura del escritor ruso evoca enérgicamente el ensayo “El hombre rebelde” (L'Homme révolté, 1951), de Albert Camus, en el cual el pensador francés reflexiona, entre otros conceptos, sobre el imperativo vital de desafiar las injusticias sociales, cuestionar lo prohibido, negar los dogmas, buscar la dignidad personal, percibir ser parte de la naturaleza y aceptar nuestros límites sin renunciar a la protesta contra los poderes permanentes e inalterables. Ser, en definitiva, rebelde.

Edición brasileña traducida al portugués (Aleph, 2017).


En “Nosotros” se narran las experiencias y los pensamientos del protagonista, así como se describe la sociedad futurista a la que pertenece, a través del diario personal que redacta en secreto en su domicilio individual de paredes transparentes, donde no hay cabida para la intimidad. En este mundo extremadamente organizado por el "Estado Único", los ciudadanos reciben nombres de estética tan matemática como O-90, R-13 o D-503, "código" este último con el que es denominado el personaje principal, cuya reglamentaria y apacible vida como un destacado ingeniero es perturbada al conocer a una misteriosa mujer poseedora de peligrosas ideas subversivas... I-330 es ingeniosa, independiente, seductora y sabe cómo mantener las apariencias ante los anónimos "Guardianes" que vigilan ocultos entre la multitud. Esta nueva "Eva" logrará que el obediente "Adán" caiga en su influjo y le empuje a reconsiderar las doctrinas que impone el Estado Único y su líder, el "Benefactor". Esta premisa ha sido utilizada con diversas variaciones en infinidad de ocasiones y ha sentado las bases de lo que hoy entendemos como distopía. Ahora bien, Zamiatin no se detiene en el acento profético, en la advertencia, en la denuncia política y social. La novela va más allá del "síndrome de Casandra" y convida al lector a resetear sus ideas sobre las más frecuentes convenciones sociales, sin considerar épocas, lugares o creencias, para, a través de una prosa exuberante y experimental, satírica y simbólica —melliza a la poesía en su capacidad de sugestión—, cuestionar todas las organizaciones humanas cuyas inercias acostumbran a abocar a los individuos a la alienación, ayer, hoy y mañana.

Edición traducida al catalán (Males Herbes, 2015).


De las innumerables historias inspiradas en “Nosotros” es posiblemente “Fahrenheit 451” (1953) la que le resulte más familiar al lector por su lenguaje, ya que el lírico estilo de Ray Bradbury atesora de igual forma esa vocación sensorial y sinestésica que exhibía Zamiatin. Desde el punto de vista literario, otra faceta a destacar es la indudable influencia del gran titán de la novela Fiódor M. Dostoyevski, presente aquí en la profundidad psicológica de cada uno de los personajes, quienes, aunque no sienten el amparo o el vacío de la fe religiosa como en las publicaciones del genial moscovita, sí perciben emociones análogas hacia el "Estado Único", una suerte de deidad omnipotente.

Diseño de cubierta inspirada en "Metrópolis" (1927), de Fritz Lang (Alma Books, 2017).


Llegados a este punto, resulta irónico que el libro se publicara por primera vez en Nueva York, ya entonces capital no oficial del capitalismo, sistema este también muy cuestionado en “Nosotros” con sus numerosas referencias a las recientes ideas, por aquel entonces, de Frederick W. Taylor sobre el aumento de la productividad laboral a través de un estricto control empresarial hacia los trabajadores, tanto en cadenas de montaje como en tareas administrativas. Infortunadamente, cegados por las paranoias que nacen de todo postulado radical, sus camaradas no supieron descifrar tan poliédrico relato y su caudal de propuestas y retos. Sin ánimo de desentrañar minuciosamente este asombroso volumen, cometido ya efectuado de manera excelente por Fernando Ángel Moreno en la recomendadísima edición de la editorial Cátedra (con traducción de Valeria Artemyeva y Alfredo Hermosillo), la faceta que me resulta más apasionante de "Nosotros" es la elaborada diatriba entre el anhelado libre albedrío y la arriesgada desobediencia en colisión con la estabilidad que conlleva el sometimiento, la felicidad regalada sin reflexión. Hay que señalar la maestría con la que Zamiatin nos hace partícipes de esta ambivalencia del carácter humano, desorientado ante el empuje del imparable progreso. La desesperación por mantener un comportamiento racional y la búsqueda de ideas elevadas en pugna con los impulsos atávicos (la claudicación a los deseos, el abandono a los instintos y la pasión), conducen al protagonista a un estado de tensión y angustia desmedido. Es fácil observar aquí un paralelismo con el creciente aumento de los trastornos mentales del presente siglo, en el que las personas nunca se han encontrado tan alejadas de la naturaleza, atrapadas en una sociedad intimidante y deshumanizada.

Retrato de Yevgueni Ivánovich Zamiatin.

Pese a su terco idealismo, probablemente Zamiatin no habría concebido la novela de saber que le llevaría a una ruina personal, ya que la vida de una sola persona tiene más valor que toda la influencia que una de sus obras haya podido generar. No obstante, y teniendo en cuenta que no fue publicado en su país hasta 1988, su padecimiento no fue en vano y hoy podemos leer, estudiar y debatir este libro extraordinario, que en justicia ocupa cada vez más el lugar que merece. Pienso que reivindicar "Nosotros" es combatir a los inquisidores y opresores tanto del pasado como actuales, de igual manera que tratamos de redimir a las incontables mujeres invisibilizadas durante milenios o a las personas borradas de las páginas de la historia por su orientación sexual o raza. Los incómodos desafíos a los que nos enfrentaba Zamiatin se mantienen más que vigentes, y tal vez deberíamos contagiarnos algo de su carácter indómito y escéptico, humanista e íntegro, de ese "hombre rebelde” de Albert Camus, y no perder la esperanza, la fantasía, los sueños, antes de que nuestros nombres sean alfanuméricos y ya sea demasiado tarde... Como epílogo a este sencillo homenaje al autor ruso, me parece ideal el siguiente fragmento de su magnífica novela: «¿A qué reza la gente? ¿Con qué se atormenta? ¿Con qué sueña desde la cuna? Con alguien que explique de una vez por todas en qué consiste la felicidad y luego los encadene a ella».

Firma de Zamiatin


Ilustraciones de Kit Russell para la edición de lujo de la editorial londinense The Folio Society, con traducción de Clarence Brown e introducción de Ursula K. Le Guin.

© Kit Russell / The Folio Society (2018).








25 de mayo de 2019

"Mercaderes del Espacio" (1954), de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth


En la primera mitad de la década de los cincuenta, criticar el American way of life en los EE.UU no era habitual... pero atacar ferozmente el capitalismo y, su herramienta lobotomizadora, la publicidad, era valiente y pionero: directamente subversivo. En la distopía Mercaderes del Espacio (1954), de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth, nos encontramos una Norteamérica en la que el gobierno es abiertamente un títere de las grandes multinacionales y los ciudadanos viven adocenados, serviles y en teórica libertad de consumir, consumir y consumir. De lectura amena y con mucho humor e ironía, este clásico nos advertía de una pesadilla que se ha hecho realidad.





15 de mayo de 2019

"El fin de la infancia" (1953), de Arthur C. Clarke


Arthur C. Clarke es el paradigma de la ciencia ficción más científica y filosófica. En su novela El fin de la infancia (1953) podemos leer una de las partes finales más fascinantes y sobrecogedoras de toda la literatura del género fantástico. No es extraño que influenciara a varias bandas de rock de los 70 como Led Zeppelin (portada del álbum “Houses of the Holy”), Genesis (canción ”Watcher of the Skies”), Van Der Graaf Generator (canción ”Childlike Faith in Childhood’s End”) o Pink Floyd (canción "Childhood's End")...





5 de mayo de 2019

'Más que humano' (1953) de Theodore Sturgeon


Una pauta insistente es la del artista, de singular talento y originalidad, que no alcanza un reconocimiento masivo y, sin embargo, logra influir marcadamente a muchos de sus colegas creadores. A Sturgeon se le reivindica como uno de los autores de ciencia ficción más interesantes de la segunda mitad del siglo XX, y Más que humano (1953) es su novela más destacada. De prosa exuberante y emotiva —cercana al lirismo de Ray Bradbury— y con una trama inquietante y sorprendente —tan inconcebible como los relatos de Philip K. Dick—, la novela del autor neoyorquino es un pequeño milagro en el que la empatía, la soledad, la intuición, la alegría, el miedo y la esperanza que habitan en el interior de las personas más desarraigadas y olvidadas se convierten en el centro del universo...


1 de agosto de 2017

'Aniara' (1956) de Harry Martinson

Ejemplar de la editorial Gallo Nero (1.ª edición, 2015), propiedad del autor de esta bitácora.


El autor sueco Harry Martinson publicó en 1956 una colección de 103 poemas que narran la triste historia de la nave estelar Aniara, perdida y errante en lo más profundo del espacio, en cuyo interior viven refugiados los últimos supervivientes de la raza humana. Gracias a la editorial Gallo Nero, y a la elaborada traducción de Carmen Montes Cano, desde el año 2015 podemos acceder al fin a esta obra nunca antes publicada en castellano. En ella Martinson nos hace partícipes, con extrema sensibilidad, de la añoranza por el hogar perdido y de la orfandad que padecen los pasajeros de tan solitario vehículo. Verso a verso, reviviremos la naturaleza singular e irreemplazable de cada ser humano vivo, a pesar de las desmesuradas magnitudes del cosmos. Aniara, entre otros inabarcables matices, es un canto elegíaco y ecologista, es un alegato a favor de la paz, es una más que vigente advertencia sobre el mañana y es una declaración de amor al arte: esencial para la expresividad, la comunicación y la evolución del ser humano. El artífice de esta obra inolvidable se suicidó en 1978, después de sufrir una etapa de aislamiento y depresión ocasionada por las duras críticas recibidas en su propio país tras recibir el premio Nobel de literatura... Aquí al menos, en mi libro, Aniara y su autor no dejarán nunca de navegar.


9 de diciembre de 2015

"Pioneros de la ciencia ficción rusa" (2013)


Para los que amamos la literatura de ciencia ficción, hay ciertos libros que resultan totalmente irresistibles, como es el caso de la colección de relatos publicados por la editorial Alba "Pioneros de la ciencia ficción rusa" (2013). Escritos por cinco autores diferentes entre los años 1892 y 1906, e inéditos hasta ahora en castellano, son otra prueba más del inagotable y fascinante universo propio, siempre por descubrir, del país más grande del mundo. A destacar dos relatos: "Entre la vida y la muerte" de Alekséi N. Apujtin, por su calidad literaria, y "En otro planeta" de Porfiri P. Infántiev, por su asombroso ingenio al narrar un viaje a Marte anticipándose a autores tan populares como H.G. Wells o Edgar Rice Burroughs.


Imagen de la cabecera extraída de la película "Metrópolis" (1927) dirigida por Fritz Lang