«Se avecinan tiempos difíciles, en los que necesitaremos las voces de escritores que puedan ver alternativas a la forma en que vivimos ahora, que puedan ver a través de nuestra sociedad afligida por el miedo y sus tecnologías obsesivas otras formas de ser, e incluso imaginar, motivos reales para la esperanza. Necesitaremos escritores que puedan recordar la libertad —poetas, visionarios—, realistas de una realidad más amplia [...]. En este momento necesitamos escritores que conozcan la diferencia entre la producción de un bien de mercado y la práctica de un arte. Desarrollar material escrito que se adapte a las estrategias de ventas con el fin de maximizar las ganancias corporativas y los ingresos publicitarios no es lo mismo que la publicación o autoría responsable de un libro [...]. Los libros no son sólo mercancías; el afán de lucro a menudo entra en conflicto con los objetivos del arte. Vivimos en el capitalismo, su poder parece ineludible, pero también lo era el derecho divino de los reyes. Los seres humanos pueden resistir y cambiar cualquier poder humano. La resistencia y el cambio a menudo comienzan en el arte. Muy a menudo en nuestro arte, el arte de las palabras.»
Fragmentos del discurso de aceptación de la Medalla por la contribución destacada a las letras americanas del Premio Nacional del Libro (National Book Award), por parte de Ursula K. Le Guin, el 19 de noviembre de 2014.
Tal día como hoy, en 2018, abandonaba nuestra esférica isla la poeta y filósofa, doctora y hechicera en la disciplina de concebir universos y almas con una máquina de escribir y Grand Master of Fantasy and Science Fiction Art, nuestra señora Ursula Kroeber Le Guin.
Hay figuras artísticas en las que parecen confluir varias de las cualidades que más me maravillan en un creador, como son la honestidad, la sensibilidad, la osadía, la elegancia y la imaginación. En estas virtudes, Ursula K. Le Guin es toda una refulgente baliza entre la bruma de urgencia y confusión, violenta mercadotecnia y mediocridad de la avalancha mediática actual. Es improbable adentrarse en sus libros y no sentirse complacido ante la presencia de su sabiduría, fruto tanto de la reflexión y el estudio, como de la experiencia y la intuición. Nos legó personajes y paisajes imbuidos en pacifismo, feminismo, ecologismo y anarquismo, donde las palabras son verdaderamente poderosas y el diálogo con el otro es vital. Por todo ello y cien constelaciones más, gracias, querida autora.
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